Corea del Norte
Ocupando la porción septentrional de la península de Corea, situada al este de China, entre los mares Amarillo y de Japón, ningún otro país del globo se asemeja a Corea del Norte. Hermético, polémico, enigmático, y hasta aterrador para muchos, está regido por una hereditaria dinastía gobernante, teóricamente comunista, que ha desafiado todas las expectativas y sobrevivido, contra todo pronóstico, al derrumbe de la Unión Soviética, y a mil tensiones bélicas, convirtiéndose incluso en una temida, por algunos, potencia nuclear. No es fácil acceder a ella. Sólo unos pocos obstinados consiguen hacerlo pero, una vez dentro, siempre muy controlados y con todo medido al milímetro, descubren una muy interesante cultura escondida, a la sombra de un culto a la personalidad que lo abarca todo. El país políticamente más aislado del mundo, donde internet y buena parte de las cosas del siglo XXI permanecen prácticamente desconocidas, puede resultar increíblemente fascinante para aquellos viajeros que quieren alcanzar lo inalcanzable, conocer lo desconocido y tratar de acercarse a comprender algo de lo humanamente incomprensible. Las exigencias para visitarlo son muy rigurosas. Y una vez dentro se ha de estar siempre acompañado por, al menos, dos guías estatales, que además de controlar y espiar, tratarán de ofrecer continuamente una versión sesgada de la historia, y de la realidad. Quienes no quieran aceptar esas condiciones harán bien en quedarse en casa, pero los que estén dispuestos a cumplirlas, vivirán una experiencia única, seguramente perturbadora y, desde luego, inolvidable, por un destino de otro mundo.