La más grande de las islas de Barlovento, en las Pequeñas Antillas, conforma un pequeño país ubicado entre Guadalupe, al norte, y Martinica, al sur. De origen volcánico, con cascadas, selvas, manantiales sulfurosos, pozas secretas, ríos, arrecifes y costa, esta indómita isla natural promete aventuras inusuales, mientras es considerada, en muchos sentidos, como anticaribeña, al haberse librado del turismo masivo, simplemente por no tener apenas playas de fina arena, lo que la dejan sin hoteles ostentosos y vuelos directos intercontinentales. Cubierta mayoritariamente de selva virgen tropical, es como un verde telón de fondo para experiencias intensas, tales como caminar hasta un lago burbujeante, relajarse en fuentes termales sulfurosas, ducharse bajo una cascada, bucear, o nadar entre estrechos desfiladeros. Su territorio de abrupta costa, espesa jungla y cuevas ocultas, sirvió tradicionalmente como guarida de piratas, lo cual le sirvió también para ser elegida como la localización perfecta para el rodaje de la saga de Piratas del Caribe, donde seguro que los equipos de grabación gozaron de la hospitalidad de un pueblo, mestizo entre europeos y descendientes de esclavos africanos, que es conocido por una amabilidad tan extrema, que hace parar a los visitantes para desearles, sin más, una feliz estancia.
