Estados Unidos
Una gran potencia mundial. Controvertida. Ensalzada por muchos y denostada por otros. Visto desde fuera, a veces se cae en el error de analizarlo como una realidad homogénea que, sin embargo, al recorrerlo, se descubre ante el viajero con una sorprendente variedad. Para empezar, es inmenso. Comprende cuatro regiones geoeconómicas. El este abarca Nueva Inglaterra, los montes Apalaches, parte de los Grandes Lagos y la costa atlántica, una llanura sedimentaria que se extiende desde la desembocadura del río Hudson hasta la península de Florida. Rica en minerales como el hierro y carbón, es la región más poblada e industrializada, donde se encuentran los mayores centros siderúrgicos del país. El centro-oeste se extiende desde el límite occidental del lago Erie y abarca también el Mississipi medio. Está formado por las praderas de la planicie central, la mayor área agrícola del país. El sur es una zona subtropical que incluye principalmente la península de la Florida, Texas y Oklahoma. Allí predominan las grandes plantaciones de algodón, caña y arroz, y en Texas la ganadería extensiva. El oeste, por su parte, es una región montañosa, rica en petróleo, cobre, plomo y zinc. En California, los valles de los ríos Sacramento y San Joaquín son áreas fértiles, con una importante producción hortícola, mientras que el litoral del Pacífico posee grandes centros industriales. Además el país cuenta con dos estados anexados: Alaska, al noroeste del continente norteamericano, donde se encuentra el Denali, la montaña más alta de América del Norte, y Hawaii, un lejano archipiélago del Pacífico, absolutamente cautivador. Pero la verdadera diversidad del país va mucho más allá de lo geográfico. Y esa sólo se puede explicar bien, cuando uno se lanza a tratar de conocerlo, aunque sea mínimamente.