Granada
Pequeño país formado por un archipiélago, y asentado principalmente en la que le da nombre, la más meridional de las islas de Barlovento, en las Pequeñas Antillas. De origen volcánico, sus famosos lagos Grand Etang y Antoine son, en realidad, cráteres extinguidos. Su clima lluvioso, tropical, y moderado por la influencia marina, es adecuado para la agricultura, que constituye la principal fuente de ingresos del país. Arena blanca, mar turquesa y palmeras convierten las playas de Granada en algo sublime. Y si la isla principal resulta demasiado divertida, y se busca algo más de paz, hay que ir a las islas de Carriacou y Petit Martinique. Conocidas las tres, sobre todo, por haber sido invadidas por el ejército estadounidense en 1983, y por haber sido asoladas por el huracán Iván en 2004, los daños y las heridas causadas por ambas agresiones parecen ya totalmente cerradas, y el país se erige hoy día como uno de los más atractivos de la zona. Desde la arena fina de sus playas bordeadas de palmeras y sus aguas translúcidas, hasta las dunas de color negro grisáceo, pasando por sus grandes olas, y sus impecables playas, todo resulta maravilloso. El ondulado litoral se eleva hasta un bosque pluvial envuelto en niebla, con senderos y cascadas en las que se puede nadar. St George’s, con su pintoresco mercado, sus legendarios fuertes y su puerto, Carenage, es la pintoresca y acogedora capital, y el punto de partida de los ferris que van a las islas hermanas de Carriacou y Petit Martinique. Y aunque los buques de crucero inyectan un flujo regular de visitantes para estancias cortas, las tres islas destacan por ser un destino viajero tranquilo, peculiar, muy desconocido, y con muy poca gente, en general.