Pese a sus conflictos recientes y la mala prensa que padece, Irak es una de las cunas de la civilización y una fuente de riqueza humana y cultural a la espera de encontrar tranquilidad, y poder ser redescubierta. De momento, sólo es apto para los muy atrevidos. Dividido entre su glorioso pasado y su sangrienta historia reciente, vive en continua agitación. Tras la invasión encabezada por Estados Unidos en 2003, y los consiguientes problemas, apenas tuvo tiempo para reponerse antes de sufrir una nueva ola de violencia en junio de 2014, cuando los yihadistas del Estado Islámico se adueñaron de grandes extensiones situadas en el norte del país. Aunque la mayor parte del territorio es extremadamente peligroso, hay algunas zonas por las que se puede viajar con relativa seguridad. Aunque, por supuesto, la situación puede variar rápidamente y, desgraciadamente, casi seguro para mal. Ojalá fuera al contrario.
