Israel
Controvertido, polémico y discutido. Una tierra prometida a unos, por un dios, el suyo, que no coincide con el del pueblo que la habitaba desde tiempos inmemoriales, cuando se creó el moderno estado de Israel. Tierra sagrada para el pueblo judío desde tiempos bíblicos, alberga los lugares más santos del judaísmo, pero también los de otras religiones como el cristianismo o el Islam. De acuerdo con la Torá, fue prometida por Yahveh a los tres patriarcas del pueblo judío. Durante siglos y siglos antes de Cristo, en el territorio vivieron muchos y muy diferentes pueblos, entre ellos también tribus hebreas. Después de diversas sublevaciones, los romanos obligaron a casi la totalidad de los judíos a huir de esas tierras, comenzando un largo periodo de exilio conocido como Diáspora. Los judíos de la diáspora anhelaron regresar durante siglos, pero sus descendientes lo fueron haciendo con cuentagotas, a lo largo de cientos de años, en cuatro pequeñas y muy tímidas oleadas conocidas como aliyás. Sin embargo, con el auge del nacismo durante la segunda Guerra Mundial, y la persecución a la que fue sometida el pueblo judío, pasaron de ser del 8%, en 1882, al 15% de la población total de Palestina en 1931. Tras el Holocausto y el final de la guerra, en una muy controvertida decisión, la ONU dividió Palestina en dos Estados, dando a los árabes y a los judíos una extensión similar de terreno, a pesar de que en 1946 los judíos no llegaban al 30 %. Y así arrancó una nueva era de un conflicto eterno, que dura ya demasiado. Si uno consigue quedar al margen, y no posicionarse, una de las cosas que más me gustan de Israel es su exuberante diversidad. Pocos lugares reúnen tanta variedad geográfica en un espacio tan reducido. Las distancias cortas permiten relajarse en una playa mediterránea un día, pasar el siguiente a flote en las mineralizadas aguas del Mar Muerto y al otro bucear en el Mar Rojo. Los senderistas pueden recorrer a lo largo el país por el Sendero Nacional de Israel, remojarse en arroyos estacionales de bajada al Jordán, y luego acabar en la atrevida, vanguardista y descaradamente secular Tel Aviv.