Libros recomendados
  • «El Corazón Perdido de Asia” de Colin Thubron.
  • «Asia Central» de Stephen Lioy.
  • «Dioses, guerreros y mercaderes” de Luce Boulnois.
  • «La Ruta de la Seda” de Bernard Ollivier.
  • «La Sombra de la Ruta de la Seda” de Colin Thubron.
  • “La vida en la Ruta de la Seda”, de Susan Whitfield.
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Kirguistán

Situada en la parte nordeste de Asia Central, la república kirguisa ocupa el corazón de la cordillera de Tian-Shan. Limita con China y Tajikistán por el sur, Kazajistán por el norte, Uzbekistán por el oeste, Tian-Shan por el noreste, y las cordilleras de Pamir y Altai por el suroeste. Plagada de altiplanos y valles, en el norte, quedan los de Chu y Talás; en el sur, el de Alai; y en el suroeste, el soberbio valle de Ferganá.  Es una nación famosa por su belleza natural que, sin embargo, es menor que la interior de sus gentes. Paisajes vírgenes de montañas increíbles, inhóspitas y con escarpadas crestas y ondulantes pastos estivales, que cobran vida de la mano de pastores seminómadas que sonríen al paso del viajero, y habitan en yurtas. Si a ello se añade su estructurada red de alojamientos en casas particulares y la opción actual de viajar ya sin necesidad de visado, es fácil entender por qué se ha convertido, para una cada vez más creciente mayoría de viajeros, en la puerta de entrada ideal a esa, a veces, aparentemente complicada Asia central. El verano resulta ideal para hacer rutas a pie, y para transitar carreteras que sólo en ese periodo están practicables. Es en ese momento también, cuando los turistas rusos y kazajos se concentran en las playas del lago Issyk-Köl, que nunca se hiela. De octubre a mayo se cierran muchos alojamientos rurales y se desmontan unas yurtas que tanto carácter aportan a las vistas de montaña. Los viajeros que no deseen esquiar o practicar snowboard deben pensárselo dos veces antes de ir en invierno. Pero, al contrario, los deseosos de destinos soberbios, ya están tardando en comprar los vuelos para el próximo verano.