Malasia

El territorio de este país se reparte entre la Malasia Peninsular, que empieza donde acaba Tailandia, y los estados de Sarawak y Sabah, que se enclavan en la parte norte de la isla de Borneo, compartida con Indonesia y Brunei. Un denso bosque tropical cubre casi tres cuartas partes de su superficie total, y una de montañas en dirección norte-sur, rodeada por planicies costeras, atraviesa la parte peninsular. Sus selvas tropicales se cuentan entre los ecosistemas más antiguos del planeta. Protegidas en parques nacionales y proyectos conservacionistas, un follaje impenetrable y unos ríos turbios y sinuosos se conjugan para crear el corazón de las tinieblas, aunque basta con realizar una sencilla caminata guiada por la naturaleza para pasmarse ante la biodiversidad del entorno, observando fácilmente desde plantas carnívoras, hasta orquídeas, coníferas, y rododendros en los bosques a mayor altura. Pájaros coloridos, tapires, langures plateados y orangutanes son algunas de las piezas de un puzzle que se completa con unas aguas oceánicas igual de abundantes, donde se puede bucear con tubo o hacer submarinismo entre bancos de peces tropicales, corales multicolor, tortugas, tiburones y delfines y unas ciudades modernas y avanzadas, entre las que destaca su capital Kuala Lumpur, que combina mercados callejeros con la ostentación futurista de las Torres Petronas, y un sinfín de centros comerciales climatizados. Por su parte, Malaca y Penang, Patrimonio Mundial por la Unesco, presentan unos paisajes culturales y arquitectónicos inconfundibles, conformados a lo largo de medio milenio de intercambio cultural y comercial en el sureste asiático.