Maldivas
Mientras la elevación sobre el nivel del mar de las casi mil doscientas islas e islotes de coral que componen el archipiélago no sobrepasa los tres metros y medio, el nivel de consideración que alcanzan, como destino turístico de primer orden, llega a unas cotas tan elevadas que asusta. Lujo incomparable, hermosas playas de arena blanca y un asombroso mundo submarino hacen de ellas una elección ideal para aquellos que van sobrados de presupuesto y quieren pegarse las mejores vacaciones de su vida. Pero poca gente sabe que, sin necesidad de hipotecarse para siempre, desde hace unos pocos años también son asequibles para bolsillos mucho más modestos. En una experiencia, además, que resulta mucho más interesante, porque se desarrolla en islas auténticas, que no son propiedad de ninguna cadena hotelera, en las que a los lugareños se les ha permitido montar, desde hace muy poco, pequeños negocios hoteleros. En los resort de lujo del todo incluido, al final, las playas resultan tan perfectas que pueden llegar hasta a aburrir. Aunque el granulado puede variar, en todos los casos se trata de arena nívea y luminoso mar azul cian, de ese que no se existe en casi ningún otro lugar del planeta y que, por ello, y pese al precio, es visitado anualmente por casi un millón de turistas, ansiosos de pasar unos días en ese diminuto paraíso del océano Índico. Pero ese mismo mar, y esas mismas playas, se encuentran en las islas donde no hay resorts, sino pueblo llano, de pescadores sencillos, que además ofrecen su compañía y sus costumbres como un complemento ideal a esas aguas con los mejores enclaves de buceo del planeta, que presentan una riqueza y una variedad tan abrumadora. Muros de coral cautivadores, magníficas calas y bancos de brillantes peces tropicales aguardan a los que desciendan al arrecife. En aguas profundas acechan mantas gigantes, tortugas, tiburones, e incluso tiburones ballena. Excepto los cocoteros, que abundan, la vegetación es escasa, el clima es tropical, monzónico, y no existen depósitos minerales ni recursos energéticos en esas islas paraíso que, si se sabe hacer, se pueden visitar por mucho menos dinero que el que la gente piensa.