México
Un gran país y un destino turístico de primera línea aunque, como todos los grandes, con sus controversias. Playas de palmeras, comida picante, selvas húmedas, ciudades enormes, fuegos artificiales, Emiliano Zapata, Chiapas… todo eso es México. Y mucho más. La realidad colma todas las expectativas. El país permite viajar como uno quiera; se adapta a todo tipo de visitantes. Se puede dormir en lujosos complejos de la Riviera Maya, en económicas cabañas de playa junto al Pacífico o en mansiones coloniales del altiplano. Los restaurantes urbanos chic ofrecen cocina de fusión y los comedores de los mercados recetas de la abuela igual de sabrosas. Desplazarse resulta sencillo a casi a todas partes, porque hay buenas carreteras y una extensa red de vuelos nacionales. Con selvas húmedas, lagunas rebosantes de fauna, volcanes nevados, desiertos de cactus y diez mil kilómetros de costa ribeteada de playas, el país brinda una aventura infinita para los sentidos, e invita a relajarse o lanzarse a la aventura. Las civilizaciones prehispánicas de México construyeron algunos de los más grandes monumentos arqueológicos del mundo, como las pirámides de Teotihuacán y los templos mayas de Palenque. El período virreinal español dejó ciudades llenas de plazas arboladas y mansiones e iglesias de piedra ricamente esculpida. El México moderno vivió una explosión artística de la mano de pintores como Diego Rivera y Frida Kahlo, y la cultura popular resulta igual de interesante, desde el arte callejero de Ciudad de México hasta la maravillosa artesanía indígena. Y, por supuesto, el pueblo, la pieza central de cualquier experiencia por el país, es absolutamente único y embriagador.