Nueva Zelanda

Suele ser el primer lugar que nos viene a la cabeza cuando se cita el término antípodas. Y con razón. Pero es mucho más que eso. Es un país alucinante, formado principalmente por dos islas, la norte y la sur, en las que la aplastante huella colonizadora no ha conseguido extinguir del todo la esencia del valioso pueblo original, el maorí, poseedor de una remota, ancestral e interesantísima cultura que, de alguna manera, sigue latente por cada uno de sus bellos rincones. Paisajes sobrecogedores, naturaleza desbordante y buenas infraestructuras son las señas de identidad de un país muy diverso, que ningún viajero debería perderse, aunque llegar a él no sea tarea rápida, debido a lo lejos que se encuentra. Para nosotros, un destino imprescindible.