Libros recomendados
  • «Crónicas de la Anaconda» de Jaime Mestres.
  • «Cartas patanas» de Lucía Carro Marina.
  • «Pakistán ante el abismo» de Ahmed Rashid.
  • «El Corán y la espada» de Plamen Tonchev.
  • «Deshonrada” de Mukhtar Mai.
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Pakistán

Baltoro y campo base del K2
25 días
Desde 2250 euros + vuelo

Pakistán

Se trata de un país con mucho que ofrecer; con grandes atractivos, que van desde algunas de las montañas más altas y espectaculares del mundo, hasta las más valiosas proezas arquitectónicas del imperio mogol, pasando por una desbordante riqueza cultural, que combina ruinas antiguas con música mística. Aun así, a los potenciales visitantes a menudo les inquieta su supuesta anarquía e inestabilidad política, que es, en realidad, tan exagerada como cierta en algunos casos. Porque es verdad que hay zonas con problemas de delincuencia e insurgencia, pero también hay otras, cálidas y acogedoras, que son un auténtico remanso de paz, donde es prácticamente imposible que suceda ningún episodio que rompa la tranquilidad. El reto consiste en saber dónde acaban unas y dónde empiezan las otras. No obstante, con algo de información y una buena planificación, no es difícil evitar los conflictos y sumergirse en un fascinante mundo de montañas majestuosas, fuertes en el desierto, djinns, y singulares tejedores de alfombras. Aunque tradicionalistas, los paquistaníes son acogedores y hospitalarios por naturaleza, y reciben siempre al visitante con genuino entusiasmo e interés. Los viajeros decididos, que saben ir más allá de los titulares de prensa, y se aventuran a tratar de descubrir sus encantos, acaban ensalzando a Pakistán como uno de sus destinos preferidos, ya que tiene, entre otros, algunos de los treks más célebres del planeta, como el del Baltoro, en el Baltistan y la imponente cordillera del Karakórum. Es un país montañoso y semiárido, a excepción de la cuenca del río Indo, al este. Esta es prácticamente la única zona regada del territorio, apta para la agricultura y vital para la economía. El Indo nace en las estribaciones del Himalaya, en la provincia de Cachemira, y desemboca en forma de delta en el mar Arábigo. En sus márgenes se concentra el grueso de la población de un país que, si no tuviera tan mala prensa, sería uno de los destinos viajeros más renombrados del globo.