Paraguay
Poco conocido y visitado, este país sin salida al mar y rodeado por los “grandes” de Sudamérica, en el centro de la cuenca del Río de la Plata, está dividido por el río del mismo nombre, que lo parte en dos zonas diferenciadas, la occidental y la oriental. Es un país un tanto incomprendido. Pese a ocupar el corazón del continente, ha sido históricamente ignorado por el mundo viajero que ha tendido a pensar, erróneamente, que la falta de atractivos famosos y de primer orden significaba que él no había nada que ver. Y no es así, ya que resulta un destino ideal para quienes desean salirse de las rutas habituales, y vivir una auténtica experiencia sudamericana. Lugar de asombrosos contrastes, es rústico y sofisticado, tremendamente pobre y sumamente rico, con exóticas reservas naturales y colosales presas hechas por el hombre. Caballos y carros coexisten con automóviles de lujo, talleres artesanales conviven con rutilantes centros comerciales y ruinas jesuitas, en aldeas rurales que se sitúan a un paso de sofisticadas ciudades coloniales. El húmedo bosque atlántico subtropical del este presenta un marcado contraste con los secos y espinosos espacios naturales del Chaco, donde se encuentran aisladas interesantes y enigmáticas colonias menonitas. Aunque los paraguayos sólo están acostumbrados a recibir visitantes de países vecinos, casi siempre de compras o negocios, son relajados, amables y acogedores con todo el mundo, así que el país bien merece un viaje, porque en él hay mucho que vivir.