Perú
Casi la mitad de la población de este país, tan complejo como sus tejidos, es de origen quechua o aymara. La ciudadela inca de Machu Picchu, que le da fama mundial en el panorama viajero, representa tan solo un fragmento de los cinco mil años de historia de su territorio. Tiene también otros iconos de primer orden, como las ruinas precolombinas de Chan Chan, las más extensas de América; los enigmáticos geoglifos excavados en el suelo de Nazca, visibles desde el aire; o la fortaleza de Kuélap, envuelta en naturaleza, o los museos de Lima, su capital, que recogen la sofisticación, el talento y la pasión de todas esas civilizaciones. Y hay mucho más. De la agitación de la capital a las dunas gigantescas, los picos cincelados y el Pacífico solo hay cortas excursiones. Del centro de Lima a los rincones más remotos, este extenso país es un paraíso para los viajeros dinámicos. Los deportes de aventura habituales, rafting, parapente, tirolina o bicicleta de montaña, se combinan a la perfección con el avistamiento de guacamayos escarlata en el Amazonas, o una puesta de sol sobre las ruinas de una civilización antigua. Este enorme país es para degustarlo en pequeñas porciones y sin prisas. El ritmo es lento, y los festivales pueden engullir durante días al viajero, que entonces se da cuenta de que, con frecuencia, la aventura consiste en llegar al destino.