Rusia
El país más grande del mundo tiene de todo, desde ciudades históricas y una campiña idílica, hasta riquezas artísticas, viajes épicos en tren y una vida nocturna regada con vodka. Tanto para amantes de la cultura, en busca de artistas, como para los adictos a la aventura, con ganas de conquistar nuevos horizontes, es un destino que, si se sabe elegir bien, cubre de forma sobrada todas las expectativas. Desde seguir las huellas de grandes de la literatura como Tolstoi Pushkin, o de la política y la revolución del 1917, como Lenin, a organizar unas vacaciones de esquí en Krasnaya Polyana, arreglada para los Juegos de Invierno del 2014, hacer senderismo en el Altai, o escalar un volcán activo en Kamchatka, las opciones son tantas que aturden. Si se buscan antiguas fortalezas amuralladas, palacios fastuosos e iglesias con agujas espirales, hay que centrarse en la Rusia europea. Moscú y San Petersburgo son esenciales, con sendos catálogos de tesoros impresionantes, energías políticas y creatividad contemporánea. Fácilmente accesibles desde estas ciudades, hay encantadoras localidades, cuyas casitas de cuento, salpicadas de cúpulas bulbosas, responden al imaginario popular de la Rusia rural. Los Urales, Siberia, los ríos Volga, Don y Dniéper, la costa del Pacífico, la región del Cáucaso, el Mar Negro y el Caspio, planicies, desiertos, estepas y más montañas son sólo algunos de los primeros platos del gran menú de la oferta que Rusia planta ante el visitante, como país más extenso del planeta.