Uruguay
Como una pequeña cuña entre Brasil y Argentina, el pequeño paisito, de los eternamente tres millones de habitantes, siempre ha sido tomado como secundario; como en una segunda fila detrás de los grandes. Pero, tras dos siglos a la sombra de sus vecinos, el Estado más pequeño de Sudamérica va recibiendo ya el reconocimiento que merece. Progresista, estable, seguro y culto, brinda a los visitantes la oportunidad de vivir momentos inolvidables y fuera de los trillados circuitos turísticos. Quedarse atrapado en un atasco de vacas y gauchos en una remota carretera sin asfaltar o recorrer el paseo marítimo de Montevideo, junto a lugareños capitalinos que pasean tranquilos, con su mate a cuestas, son experiencias delicatesen que sólo pueden vivirse en esa tierra. Si solo se dispone de unos pocos días, se hallará todo tipo de entretenimiento en la cosmopolita Montevideo, la pintoresca Colonia, o en Punta del Este, la capital de la fiesta. Pero si uno puede alargarlo más, merece la pena quedarse e ir a ver animales por la costa atlántica, visitar las fuentes termales del río que da nombre al país, o montar a caballo bajo el azul cielo del interior, donde los vastos campos parecen océanos.